martes, 24 de abril de 2018

Las mentiras del INDEC (II): cómo el Gobierno hizo desaparecer 2,7 millones de pobres

Acorde con su impronta financiera, el Gobierno ha logrado fugazmente bajar el índice de pobreza, mediante los generosos préstamos por 48 mil millones de pesos que otorgó la ANSES a lo largo del segundo semestre de 2017, dirigidos principalmente a los beneficiados de la AUH y pensiones graciables, donde está el núcleo de la pobreza dura. Los que también le permitieron hacer una notable cosecha de votos en los humildes bastiones del voto peronista, en las elecciones legislativas de ese año. Ante lo efímero de este resultado, que se vuelve ahora en contra con el repago de los créditos, el Gobierno se propone cambiar la metodología de medir la pobreza, ante la imposibilidad de reducirla realmente. Esta burda mentira estadística, evidencia la incapacidad de mirar la realidad tal cual es que tiene la dirigencia polítPor Javier Llorens – 23/4/2017 Mark Twain, achacándoselo a Benjamin Disraeli, popularizó el dicho: “Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las grandes mentiras, y las estadísticas”. Y esto sucede cabalmente respecto la supuesta reducción de la pobreza que anuncio con bombos y platillos el Gobierno, con el evidente empeño de mostrar que si bien no vamos hacía el Primer Mundo como en la década de los 90, vamos al menos hacia la prometida “pobreza cero”. Al haber supuestamente reducido las personas bajo la línea la pobreza en un año y medio según el INDEC, desde un 32,2 % en el 2do trimestre del 2016, a un 25,7 % en el 2do semestre del 2017. O sea una baja de 6,5 puntos en solo tres semestres, que le permitió al presidente Mauricio Macri jactarse de haber reducido la pobreza de un tercio a un cuarto de la población.ica e intelectual de Argentina, atrapada desde hace mucho tiempo en las apariencias. En consecuencia sarcásticamente se podría hacer una proyección, de cuando en Argentina se cumplirá la “pobreza cero”, prometida en sus campañas electorales por la alianza gobernante, cuyos resultados se puede ver en el siguiente gráfico. Donde la línea de tendencia, que efectúa un quiebre en el 2do semestre de 2017 respecto el anterior, hace que ella describa una notable curva descendente. De tal manera en base la informacióndel INDEC, se podría predecir que la prometida “pobreza cero” se cumplirá definitivamente en el 2do semestre del 2021, por lo que sin dudar habría que votar a Macri como presidente en las próximas elecciones del 2019, para poder llegar a ello. Aunque incongruentemente los hogares llegarían a pobreza cero el semestre anterior, anticipándose inexplicablemente a las personas. Mientras que por su parte las personas y hogares en situación de indigencia, ya en el año que viene habrían caído a cero, antes de que Macri finalice su primer mandato. Las engañifas de este nuevo “relato” Los engaños en este nuevo “relato” comenzaron tempranamente en septiembre del 2016, cuando el INDEC anunció que en el “2do Trimestre” de 2016 se había registrado una pobreza que alcanzaba casi a un tercio de la población. Ante lo cual el presidente Macri en conferencia de prensa, flanqueada por la ministra de Bienestar Social Carolina Stanley (hija de un CEO del Citibank que en los 80 conducía el “Comité de Acreedores” de la deuda externa, a la par que la pobreza explotaba internamente) expresó: No obstante ni el Gobierno ni el INDEC se esmeraron en aclarar al público, que este último había modificado y reforzado notablemente la integración de la Canasta Básica Familiar, Total y Alimentaria. Cuyos costos se emplean para medir la pobreza y la indigencia respectivamente, ponderando los sectores de la población que no logran ingresos monetarios suficientes para poder acceder íntegramente a ellas. Ni tampoco brindaron una información retroactiva que pudiera poner en evidencia el cambio de la Canasta Básica y sus efectos, a la que omiten brindarla con el cuento de la “emergencia estadística”. Inaugurando así la era Macri o “dm”, como si se tratara de un nuevo cristo a partir del cual empieza la historia. Con lo cual intencionalmente el actual Gobierno se puso una vara notablemente más alta para calcular la denominada por el INDEC, Linea de Pobreza (LP), y Línea de Indigencia (LI). Con el evidente objetivo de sobreactuar el punto de partida, cosa que como se vio, el presidente Macri se encargó de plantearlo claramente. Y de escrachar al anterior Gobierno, que casi en el borde del delirio, se ufanaba de tener menos pobres que Alemania. El sociólogo Daniel Schteingart investigador del IET (Instituto de Estadística de los Trabajadores) y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, en un reportaje efectuado por el diario La Capital de Rosario, en ese entonces expresó: “La canasta actual es mucho más exigente, un poco desde lo alimentario y en particular del gasto no alimentario. La canasta anterior tenía 45 kilos de comida y la actual tiene 50, antes había más peso de fideos y ahora de frutas y verduras, se incorporaron ítems como vino y cerveza. La actual canasta del Indec es 40% más cara que la tradicional: está en 12.500 pesos para una familia tipo. Con la canasta anterior estaríamos en 9.100. El 32% de pobres es gente que no accede a la canasta de 12.500 pesos. Con la canasta vieja tendríamos ahora 23 puntos de pobreza.” “El Indec tendría que haber aclarado que se hizo un cambio metodológico y que esta medida de pobreza no es comparable con ninguna anterior. Eso sembró mucho la confusión, porque mucha gente dice que hoy tenemos la misma pobreza que en 2001 o más que en 2006, que fue la última medición confiable del Indec, que había dado 26%. Está mal, porque estás comparando peras con manzanas. “Si se homogeiniza eso, tenés otra película: tenés que efectivamente la pobreza subió en 2016, que en 2015 bajó un poquito, que en 2014 había subido porque hubo devaluación, pero estás muy por debajo de los niveles de 2006 y 2001. Con la actual medición en 2001 en vez de 33% hubiéramos tenido 45% de pobres, en 2002 en lugar de 55% hubiéramos tenido 67% y en 2006, en lugar de 26%, habríamos tenido 36%”.

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